miércoles, 31 de agosto de 2011

El gran allá y el gran acá

Esto es una reflexión mediana, no es un pensamiento obstinado, fue desde su inicio una impresión repentina, aunque sí siento que es verdadera.
Hace muchos años me topé con la claridad evidente de lo que es hogar. Resolví que no era cuestión de paredes, de gente conocida, sino de equilibrio. De hecho la palabra equilibrio siempre es parte de mis siempre incipientes cavilaciones. En este caso lo que me pasa por la cabeza es la increíble proporción del hogar.
No es algo muy original lo que digo, pero sí, la distancia engrandece el hogar. Desde la lejanía de la esquina nos sentimos fuera de casa. Nuestra casa es de madera, de concreto, de familia. Nos despegamos de nuestro cuadrante, de nuestro barrio y entonces todo ese barrio, con los vecinos, con la esquina, con la casa, con nuestras familias, es ahora nuestro hogar. Luego de eso que llaman frontera ya extrañamos nuestro hogar, nuestro país, nuestro hogar político. Así seguiría hasta los llugares tan lejanos que carecen de nombre.
Algún sentido mayor tiene esto. Quizá que mientras más grande consideremos nuestro hogar, menos solos nos sentiremos, o algo así. Quizá más solos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario