martes, 31 de mayo de 2011

Diay...

-¿Y usté qué?
-¿Yo qué de qué?
-¿Diay, que qué hace?
-¿Con qué?
-¿Di con la vida, mae?
-No gran cosa ¿por qué?
-Diay, no, por nada, por preguntar... para hacer algo...

domingo, 29 de mayo de 2011

Regular y regular

Apenas abro el blog comienzo a ver constantemente la realidad cruelmente expuesta: los blog, dicen, se están muriendo. Soy nuevo en esto de tener  un blog. Buena noticia es que tengo chance de ser nuevo en muchas otras cosas. Por el momento soy nuevo en esto de tener un blog y ya han surgido algunas reflexiones sobre lo que es tener un blog, siempre a partir del hecho de que se están muriendo estos espacios.
Hay culpables, eso sí: las redes sociales han consumido gran parte de los lectores, o gran parte de su tiempo. Los momentos que antes se aprovechaban leyendo tal o cual cosa en otras páginas muchas veces se desperdicia con la expectativa de la actualización de tal o cual enlace, no importa si propio o ajeno, y entonces uno escribe para que no lo lea nadie. Para pasar desapercibido. Para ser visto por encima nada más. ¿Será tan malo eso? A lo mejor no, porque las cosas pasan y al parecer en esta época convulsa, acelerada y en pantalla plana, parece que las cosas pasan más que antes, entonces uno lo ve todo en su perfil de la red social en la que se acomodo y da la sensación de que todo eso le pasa a usted. Un poco de adrenalina por ahí. Pero yo no me quejo de que me ignoren, así es la Web: todos nos conocemos pero no nos saludamos, entonces me es fácil decir que es indiferente que me lean 2 a que me lean 10, porque ese es el rango de mi pequeño lugar en la blogosfera. Es muy fácil para mi decirlo. Tengo que comprender que los grandes blogs, los que eran leídos con avidez, tenían que publicar constantemente, a favor de una cofradía lectora que no les perdonaría ser abandonados, pero a los que nadie puede culpar por irse y no volver jamás. Yo no tengo ese problema, pero le tengo cariño a mi pequeño blog, porque un blog es más propio que un perfil de facebook y más sustancioso que una cuenta de correo electrónico. Dentro de un blog se puede armar discusión, dentro de un perfil de facebook se discute y se banaliza en un segundo. Un blog no le quita lo humano a uno, siempre que se haga con sinceridad, y de verdad creo que acá en este espacio se puede hacer amigos.
No quiero decir que este espacio sea un edén virtual, que sea el lugar donde todavía existe algo de pureza, pero sí me gustaría creer que los que seguimos acá es porque de verdad creemos en que se puede decir algo y que esto no estará condicionado a perecer ante la oleada de nueva información entre relevante e inútil. Tampoco quiero menospreciar lo que aparece y desaparece en esas redes, lo que pasa es que a veces cuando yo mismo publico algo en esos espacios siento que me menosprecio a mí mismo queriendo hacer una diferencia en algo que se basa en ver y olvidar y que de inmediato es útil y de inmediato ya no lo es.
En mi blog las cosas permanecen, no las pierdo yo, ni las pierde nadie. En otros lados las cosas se olvidan con enorme facilidad.
Muchos blogs han muerto últimamente, mientras el mío acaba de nacer, pero me gusta escribir, y además de eso ahora la gente me lee. Creo que eso está bien. Me gusta, me distrae y puede que distraiga a alguien más por un ratillo, lo suficiente.
Sí es una crítica a las redes sociales, una desde la perspectiva de alguien que también está dentro de ellas, pero que también puede decir algo sin mayor objetivo que ser tomado en cuenta de una manera distinta. Ojalá no se me mueran las ganas de escribir, de lograr decir algo mejor de lo que estoy diciendo ahora, algo sincero y mínimamente valioso. Quizá algo que pueda compartir y se pueda disfrutar. Ojalá así sea. Por lo pronto me prometo seguir escribiendo con regularidad y con regular calidad, que es a lo más que llego por ahora.
¿Será que la metáfora que adorna este mi blog nos servirá ahora?: Acá en blogger nos cubre un mismo techo, en las redes sociales nos devora un solo ojo y creemos que somos nosotros los que miramos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Y tembló. Y la gente se puso en una pausa durísima, una pausa que los obligaba a no moverse o a moverse sin sentido. Y dejó de temblar. Y la gente se abrazaba o lloraba o reía o solo veía a los demás abrazándose, llorando y riendo. Fue algo muy bonito. A pesar de todo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Las hormigas

A pesar de lo que grandes cantidades de gente puedan afirmar, yo no tengo la más mínima duda de que todo el mundo piensa en las hormigas. Lo creo sinceramente. Simplemente todo el mundo lo hace. Las perspectivas cambian, eso es cierto. Pueden unos ver a esos bellos animales como un ejemplo de arduo trabajo, de compañerismo, de meticulosidad o incluso de simple y vano servilismo. ¿Serviría de algo mencionar la perspectiva que yo tengo de estos curiosos animales? No lo sé. Si todo el mundo tiene su propia forma de ver a las hormigas ¿Porqué mi perspectiva llegaría ha ser algo mínimamente más interesante? Tampoco sé eso. Pero es interesante interesarse en descubrir el por qué tal cosa nos interesa. Nos interesan las hormigas. Y es que toda la vida las hemos visto y siempre nos sorprenderán. Quizá no es una sorpresa que nos haga temblar, claro que no; eso es porque siempre pensamos en las hormigas, pero nunca nos ocupamos de ellas mucho tiempo más que el que se merecen de parte de nosotros, presos de lo cotidiano, de este elemento aburrido y fundamental de nuestra humanidad.

lunes, 2 de mayo de 2011

No es del todo malo considerarse en bancarrota pasional, se tiene tiempo para pensar en todo mundo más que en uno mismo, se tiene tiempo para descubrirse en completo estado de desesperación, además de también se tiene el tiempo para tratar de remediarlo. Mis vacas flacas tienen muchos años de serlo, a veces está bien, a veces está mal. Las pobres a veces caen en el turbio engaño de las miradas cruzadas (de la Cruzada de las miradas, podría decir, es que me pasa mucho), entonces trato de consolar a las pobres con un enamoramiento de cartón, hacia alguna damita irreconocible por desconocida, y entonces se apacientan, bajo la sequía toman agua, pero el zacate sigue punzante. No sé cómo hacen para aguantar. Yo no podría.

domingo, 1 de mayo de 2011

El retrato

Ninguna mirada es presa,
es cazador que se multiplica,
de ahí lagrimea el lápiz,
cual látigo sin brazo.
La mirada negra se consume
en un cielo cuadrado,
mientras el modelo se refugia
en la aldea del espejo.
Acá se apoya como sombra
al paso del caminador.
Sin el cuerpo se sostiene
el rostro inmóvil
y el cabello inverosímil
y la boca que calla
cual brazo sin látigo.
Algo hay en el retrato
que nada tiene que ver con el ojo;
quizá es la pista del autor
y el hurto infeliz
de la lágrima que no lloró
y la mirada penetrante
del que teme por su banal
exposición.
El círculo y sus coordenadas,
el mundo por el que
rueda el sutil carbón.